miércoles, 1 de febrero de 2012

EL OCULISTA


Ha ido al oculista,
le lagrimea el ojo,
tenemos cuatro gafitas,
una es de color rojo.

El doctor le ha recetado
que las use cada día,
su madre las ha comprado
muy cerca de la Gran Vía.


Cuando hace los dibujos
le aprietan en la nariz,
los lápices son los mismos,
no se salen del perfil.

Ahora ve todas las rectas,
ya no hace garabatos,
reconoce las tarjetas
y ha pintado su retrato.




Son redondos los cristales
tan redondos como el sol,
se sonríen los chavales,
estrellas alrededor.

"La O son los ojos
que brillan al sol,
las gafas brillantes
que Pepo compró".