¡Oh Maria!
Te ofrecemos nuestra vida,
las flores, el caminar,
y todos esos secretos
que nadie puede observar.
Cuida de nuestra inocencia,
cuida de nuestra amistad,
cuida de nuestra sonrisa
y de la felicidad.
Te lo regalamos, todo,
hasta nuestra seriedad
pues aunque somos pequeños,
tambien sabemos rezar.
Al aire esas campanas
que se oiga su canción
y gritad junto a los ángeles,
¡Viva la Madre de Dios!
Toda la clase con mucho silencio,
estamos rezando por Francisco,
está enfermo, aquí solo he puesto a Isabel,
cuando se mejore,
aplaudirán todos los niños llenos de algría.
¡Fran, ven pronto a jugar con nosotros!
La seño, está rezando mucho por tí.
Un abrazo muy Grande.