¡Ay, mi mano
izquierda ¡¡¡
Pensaba que
mis actividades diarias eran superfluas, casi inútiles…Todo lo que llenaba las
horas de mis días, eran ratos perdidos… Limpiar, ordenar, planchar …
Ahora les
doy una importancia tremenda. Estoy manca, o diciéndolo poéticamente, me he
roto un ala. Solo utilizo la mano derecha y cuando voy a hacer lo más
insignificante, tengo que pensar la postura adecuada para no dar un grito de
dolor.
Siempre he
sido muy activa y he utilizado mi tiempo libre para desarrollar mis aficiones:
crochet, punto, costura, escritura… Hasta conseguir hacer un blog, sin saber
nada de informática Y dos libros de poesías y canciones infantiles…
Ahora me doy
cuenta que lo importante no son las cosas grandes. Lo importante son las pequeñas.
Lo he oído cientos de veces, pero me he esforzado en realizar proyectos cada
vez más difíciles, o por lo menos eso creía.
Parece mentira pero hacer y freír unas sabrosas croquetas, unas
natillas en su punto, unas patatas a lo pobre, unas lentejas que nadie las deja…
unos roscos de huevo… Algún cuadro de punto de cruz, unos patucos y un gorrito
para los nietos, la ropita interior de la niña… ¡Tocar la guitarra¡
Si, esto es
lo más importante, pero...
¡AY,
ME HE ROTO UN ALA!