¡Se te olvidó la guitarra,
se te ha olvidado otra vez!
Es que eres despistada,
tráela, te esperaré.
Unos cuantos pequeñillos
se sientan alrededor,
se abre mi cuadernillo
y anoto en mi corazón.
Me sujetan por las piernas,
por el babi, por los pies,
me gusta tenerlos cerca,
en el aíre, suena el Re.
Toco solo tres acordes,
de la mano llevo a un chico,
saltamos hasta las nubes,
Rafa, me dirige el ritmo.
¡Escuchadme un momento,
que no me dejáis hablar:
Quiero ahora que cantemos
los soldados de la Paz!
Cantamos un repertorio
de canciones en el patio,
tenemos buen auditorio...
¡El Cielo, por escenario!
Gracias a los niños de mi colegio por hacer posibles estas poesías,
nacen por arte de magia y me llenan de Alegría.