Resguardados
mis recuerdos entre los soles y el agua,
sombreados con la
aurora, con azules y distancia,
la brisa me acompaña siempre,
siempre en la mañana,
y tiño mi madurez,
con un manto de Esperanza.
Veo las imágenes reales,
de cerca, en mi ventana,
y canto en clave de
sol, sin acordes, ni guitarra.
Aprendiz de cocinera,
de maestra y de sastra,
sonrío al mirar el
cielo, los verdes y las montañas…