jueves, 29 de abril de 2010

A LA MÚSICA



Mis manos están torpes y cansadas
con señales de tantos soles y tantas lunas.
Es muy dificil, tener la paciencia de un niño,
que no sabe medir el tiempo y cree que no pasa.
Me gustaría olvidarme del reloj
 y volcarme en las notas de mi piano,
con la emoción de un chico entusiasmado
 por su juego preferido.

Pero ¡Ay! ilusión vana,
las ocupaciones diarias me llaman,
como si de una alarma se tratara,
y dejo la música y dejo la armonía
y dejo las frases musicales,
 para volver a las palabras
que quieren sentir y no sienten,
que quieren expresar belleza
y son siempre las mismas
y vuelvo al ruido...

Pero...
Si miro al cielo de un mediodía radiante,
adornado por una nube sonrosada
por el piropo del sol,
los diferentes verdes del campo
y perfumado por un olor profundo,
de tierra mojada, de leña quemada,
de pino, de flores y brisa de mar,
en un cálido abrazo de ternura y amor...
Entonces... nacerá... La Música.