En silencio y concentrada,
escucho en mi habitación
el sonido de las hadas
que oigo en este rincón.
Han llegado a la clase
de una a una, dos a dos,
yo les abro la ventana
cierro deprisa el balcón.
Ayer entraron despacio,
por la ventana central,
pues estaban muy callados
y los querían observar.
Se quedaron eclipsadas
al entrar en el salón,
las niñas ilusionadas,
los niños con el balón.
La seño dijo: ¡Adelante!
Sin vosotras no podré
enseñar a tanto infante
y que aprendan a leer.
Un hada mueve sus alas,
hay silencio por doquier,
se oye música en la escuela...
El violín suena otra vez.
Gracias a todos los niños de mi clase y de mi colegio, pues con sus miradas, sus gestos y sus caricias me llenan de Alegría.